Tyrone Washington no está cansado de trabajar. El muchacho delgado de 27 años con trenzas y un bigote grueso ha estado buscando trabajo desde que salió de la cárcel por lo que el cree es la quinta y última vez en 2008.
“Aprendo rápido y soy bueno con las personas,” dice Washington, quien tiene cuatro hijos menores de 7 años y un quinto que nacerá en julio. Se mezclan confianza, frustración y un dejo de desesperación en su voz grave. “Soy hábil y dispuesto a trabajar en cualquier momento.”
Nativo de la comunidad de North Lawndale del lado oeste de la ciudad se encontraba sentado en una silla en Creative Salon, un peluquero local que sirve como un centro comunitario no oficial, en una tarde lluviosa de domingo a principios de marzo. Los sonidos de una docena de niños quienes reciben cortes de pelo dos veces al mes y comidas de pollo y papas fritas de un local de pescado, resonaban en el espacio largo y poco iluminado.
Washington nunca ha mantenido un trabajo de tiempo completo que pagaran con cheque. Para poder encontrar un trabajo que tanto codicia, Washington lee el periódico Employment Source porque “me muestra lo que hay.” í‰l conoce a muy pocas personas en North Lawndale que tienen trabajos y hasta ahora, estableciendo contactos no ha logrado ningún resultado.
En su vecindario y en otros a su alrededor, su situación es lejos de ser única.
De hecho, el índice de desempleo para personas jóvenes en una región del censo que incluye a North Lawndale es tan crónico y dominante que fue clasificada como la peor área en la nación en 2008, el último año para cual hay datos disponibles. Una región en el lado sur similarmente documentó un índice alto de desempleo–”entre el 1 por ciento peor de la nación. Para remediarlo, la ciudad ha dirigido millones de dólares públicos a programas de inserción laboral, muchos que han sido mandados a estos vecindarios, pero no tiene muchos resultados que demostrar.
“La realidad es que no tenemos una red de seguridad para el desarrollo de mano de obra para nuestros trabajadores,” dijo Carrie Thomas, directora asociada en Chicago Jobs Council. “El desempleo crónico es malo en una población, pero en una población joven, es una crisis. Si llegas a los 25 y no estás conectado al mercado establecido de ninguna manera, eso puede tener consecuencias catastróficas.”
En papel, la escala del esfuerzo de la ciudad para enfrentar a este tema parece inmensa. En 2009, la ciudad gastó aproximadamente $366 millones en un rango de programas de desarrollo de mano de obra en toda la ciudad, de acuerdo con Chicago Workforce Investment Council, una organización que el Alcalde Richard M. Daley creó en julio de 2009 para supervisar estos programas. La figura incluyó a más de $44.2 millones para programas específicamente diseñados para proveer servicios de inserción laboral y entrenamiento.
Proveedores de servicios localizados en las regiones de los lados sur y oeste recibieron $1.38 millones de los $44.2 millones–”además de los $11.1 millones que recibieron de 2005 a 2008. Y más gente en estas regiones recibió servicios de inserción laboral y entrenamiento–”muchas veces de proveedores basados afuera de las áreas–”que la gente en otras áreas de la ciudad.
Evelyn Diaz, la jefa ejecutiva de Chicago Workforce Investment Council, dijo que su agencia ha estado usando esta pregunta–””¿Qué estamos recibiendo con todo este dinero?”–”como un esquema dirigente para todas sus actividades.
Para los defensores, la respuesta a esa pregunta es simple: no suficiente.
El Rev. Robin Hood, pastor de Redeemed Outreach Ministries y un activista en los lados sur y oeste de la ciudad, llamó al gasto de cientos de millones de dólares un fracaso.
“Tiene que ser un fracaso–”todavía tienes el índice más alto de desempleo en el país,” dijo él. Diaz reconoció que el sistema de desarrollo de empleos de la ciudad no ha tenido mucho impacto en personas jóvenes y crónicamente desempleadas como Washington, “no porque los programas no son buenos, pero porque tenemos que arreglarnos con lo que hay y nunca es suficiente,” dijo ella. Explicó que la ciudad está considerando una estrategia que posiblemente se enfocará en vecindarios afligidos como North Lawndale.
Esa estrategia no puede venir demasiado temprano para Autry Phillips, quien ve las consecuencias del sistema actual en su comunidad. “Es una relación directa con la cantidad de violencia y actividad criminal,” dijo Phillips, director superior de TARGET Community Development Corp., una organización que trabaja en el desarrollo de mano de obra en el área de Auburn Gresham. “Si tuviéramos–¦aun nuestra parte correspondiente para esta parte de Chicago, no estuviéramos experimentando el nivel de disparos y actividad criminal. En cambio, nuestros jóvenes están en las calles vendiendo drogas y tratando de sobrevivir.”
Washington dice que se involucró en la venta de drogas en la preparatoria porque no tenía un padre para guiarle. Salió de la preparatoria durante su segundo año y fue a las calles haciendo “cosas tontas.” Eventualmente, fue encarcelado. Salió de la prisión y regresó a las calles. El ciclo se repitió.
También empezó una familia con su esposa, Timesha. Los bebés han seguido llegando–”ahora tienen 6, 3, 2 y 1 año–”y la inhabilidad de Washington de encontrar trabajo ha creado una tensión que hierve a fuego lento con su esposa. “No está molesta, pero lo hace difícil,” dijo él con pesar.
Desde su última liberación de la prisión en 2008, ha buscado sin éxito por un trabajo. Durante su búsqueda, Washington no ha tenido ninguna interacción con el sistema de desarrollo de mano de obra de la ciudad.
Su búsqueda infructuosa es compartida.
En 2008, 18,600 de las 35,700 personas entre las edades de 16 y 30 en una región del censo que incluye East Garfield Park, Humboldt Park, North Lawndale y West Garfield Park no habían trabajado durante los anteriores cinco años o más, de acuerdo con un análisis de Chicago Reporter de los datos del censo.
La cifra del 52 por ciento fue la más alta de la nación. Una región de Mississippi que incluye el Condado Tallahatchie, donde en 1955 encontraron al cuerpo de Emmett Till, el nativo de Chicago, estaba en segundo lugar con un 50 por ciento.
El índice segundo más alto de desempleo de largo plazo en Chicago fue documentado en una región del lado sur que incluye Auburn Gresham, Englewood, Washington Heights y West Englewood. En 2008, 14,700 de 36,000 residentes allí entre las edades de 16 y 30–”o 41 por ciento–”no habían trabajado durante los anteriores cinco años o más.
Para poder calcular el nivel de financiamiento para los servicios de inserción laboral y entrenamiento de la ciudad, Reporter examinó a tres fuentes mayores de financiamiento: The Workforce Investment Act, que provee el esquema para el sistema de desarrollo de mano de obra de la nación y es una fuente mayor de financiamiento; dinero de estímulo federal, y Community Development Block Grant, que financia actividades locales de desarrollo comunitario como vivienda económica, programas de antipobreza y desarrollo de infraestructura.
En total, Reporter encontró que las tres fuentes proveían $171.6 millones a la ciudad entre 2005 y 2009. Este financiamiento resultó en 27,600 personas recibiendo servicios de inserción laboral y entrenamiento en toda la ciudad durante esos años, de acuerdo con el análisis de Reporter de los archivos del Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo de Chicago.
Unas estimadas 4,600 de esas personas eran de la región del lado oeste constituida por East Garfield Park, Humboldt Park, North Lawndale y West Garfield Park–”el total segundo más alto entre las 19 regiones del censo. Y aproximadamente 5,100 personas eran de la región del lado sur constituida por Auburn Gresham, Englewood, Washington Heights y West Englewood–”el total más alto.
A pesar de estos esfuerzos de desarrollo de mano de obra, el índice de desempleo de largo plazo entre los residentes jóvenes en estas comunidades no cambió de 2006 a 2008, manteniéndose entre los más altos de la nación, demuestra el análisis de Reporter.
Para muchos, esta es evidencia que está suplicando por una reforma extensiva. “La Ciudad de Chicago tiene algunos de los índices más altos de desempleo crónico en el país, pero el sistema actual de mano de obra está mal equipado para satisfacer a las necesidades de demasiada gente joven en los lados sur y oeste,” dijo Hood.
El carácter descentralizado y caótico del sistema de desarrollo de mano de obra es una de varias razones que contribuyeron a su falta de resultados, según los expertos.
En un esfuerzo para examinar como los servicios de desarrollo de mano de obra son entregados en toda la ciudad, Reporter contactó a docenas de organizaciones que recibieron fondos en algún momento durante 2005 a 2009 por medio de Workforce Investment Act, fondos de estímulo, Community Development Block Grant o alguna combinación de estas fuentes.
Algunas organizaciones negaron compartir mucha información. “No me quiero crucificar,” dijo Phyllis Offord, vicepresidenta de servicios familiares y desarrollo comunitario en Jane Addams Hull House Association, sobre su vacilación en dar información a Reporter acerca de los servicios de Workforce Investment Act que la agencia ya había reportado al Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo de Chicago.
Otros parecían no tener información correcta acerca de sus fuentes de financiamiento. Portavoz Matt Aguilar de Chicago Housing Authority dijo que la agencia no recibió ningunos fondos de Workforce Investment Act, a pesar de que hay archivos del Departamento de Servicios Familiares y de Apoyo que indican que CHA recibió $1.9 millones de esa fuente.
Carmen Tomshack Brenner, vicepresidenta de programas y póliza en Chicago Workforce Investment Council, atribuyó la falta de franqueza a la vacilación de algunas agencias de compartir información con la prensa y una posible falta de información acerca de fuentes de financiamiento federal. Pero Thomas de Chicago Jobs Council dijo que también es una reflexión del hecho que muchos sitios proveyendo servicios de inserción laboral son manejados por organizaciones sin fines de lucro, cuyos afiliados reciben becas para servir los vecindarios con mayor necesidad. Hay descentralización y eso puede parecer caótico..
Este caos aparente es solo uno en una serie de obstáculos que Diaz y otros en Chicago Workforce Investment Council enfrentan en sus esfuerzos para realizar su visión de niveles de empleo más alto en los vecindarios más afligidos de la ciudad.
Uno de los más grandes: No hay una definición clara de éxito. Estas definiciones pueden variar de agencia a agencia, dependiendo en los requisitos del gobierno estatal o federal. Algunas becas enfatizan el número de personas entrenadas, mientras otras se enfocan en inserción laboral y otras hablan de la necesidad para retención. Es razonable, considerando el interés de las organizaciones en recibir fondos, puede resultar en estándares inconsistentes, dijo Diaz. “Hasta ahora, todos han estado haciendo lo que tienen que hacer para cumplir con la fuente de financiamiento.”
Por otro lado, Workforce Investment Act tiene medidas explícitas de desempeño, pero su énfasis en inserción laboral exitoso crea un incentivo intrínsico de parcialmente escoger a las personas quienes la agencia piensa son más probables de encontrar trabajo, dijo Tomshack Brenner. “Tienes que tomar decisiones como un proveedor,” dijo ella. “¿Tomas a la persona sufriendo de pobreza que tiene una oportunidad, o alguien quien necesitará un trabajador social para los próximos dos años?”
Después viene el tema de coordinación.
El desarrollo de mano de obra es un campo ampliamente conocido por acrónimos largos y varias agencias de financiamiento que entrelazan y operan a diferentes niveles del gobierno.
Diaz dijo que la ciudad tomó un primer paso para aumentar la coordinación en 2007, cuando Daley creó Chicago LEADS, un cuerpo que buscaba hacer que el sistema de desarrollo de mano de obra funcionara para negocios y residentes, y un segundo en julio 2009, cuando creó Chicago Workforce Investment Council.
Pero ambos Chicago e Illinois han reconocido en reportes la necesidad para niveles más altos de coordinación entre agencias de mano de obra y Tomshack Brenner escribió en un correo electrónico, “Todavía falta mucho que hacer para mejorar la coordinación interagencial.”
Un poco de esa coordinación se materializó a fines de abril, cuando el Gobernador Patt Quinn reveló el programa Put Illinois to Work.
Financiado por dinero del estímulo federal y el producto de una colaboración entre el Departamento de Servicios Humanos de Illinois, el Departamento de Comercio y Oportunidad Económica de Illinois y Heartland Human Care Services, el programa colocará a más de 15,000 jóvenes de Illinois entre las edades de 18 y 21 en trabajos subsidiados por hasta seis meses.
Tomshack Brenner explicó que Chicago Workforce Investment Council había coordinado una colaboración entre las escuelas públicas, colegios comunitarios, hospitales del área y agencias financiados por Workforce Investment Act para entrenar y colocar a casi 500 enfermeras para tratar la escasez de enfermeras en la ciudad.
Es posible que una ayuda pueda estar en camino por medio de un programa propuesto por la Senadora Kimberly A. Lightford. Trabajando con el Departamento de Transportación de Illinois, ella propuso un programa de aprendizaje y entrenamiento para personas entre 18 y 35 años como parte de la rehabilitación de la Autopista Eisenhower. Lightford dijo que aumentó la edad para el programa de 25 a 35 años precisamente por la necesidad de alcanzar a personas como Washington. Representante Estatal La Shawn K. Ford, quien representa a varias comunidades del Lado Oeste, dijo que está tomando demasiado tiempo para financiar programas y para integrar al sistema de desarrollo de mano de obra.
“El ritmo es muy lento,” dijo él. “Los desempleados que tenían trabajos tienen que ser agresivos [pero] no hay nada para los anteriormente encarcelados. Si nunca has trabajado y tienes antecedentes penales, no hay nada para ti.”
Ford patrocinó una legislación que crearía una fuente de préstamos pequeños para dar a la gente el capital necesario para empezar sus propios negocios. Pasando en las dos cámaras, la propuesta recibió la firma de Quinn temprano este año pero todavía falta ser financiada. Ningunos de estos programas llegaron a tiempo para Washington, quien, tarde en marzo, decidió que había tenido suficiente.
í‰l y su familia empacaron de su departamento en North Lawndale y se mudaron primero a Louisiana y después a Des Moines, Iowa. En abril, obtuvo un trabajo para la primavera y verano en el parque de atracciones Adventureland. El entrenamiento empezó en abril, y a fines de mayo, había empezado a trabajar de cinco a seis días a la semana. “Si me hubiera quedado en Chicago, nunca hubiera conseguido un trabajo,” dijo él.
Contribuyendo: Kayla Bensing, Sean Cooley, Matt Field, Jared Hoffman, Natalie Southwick, R. Thomas